«Ceguera silenciosa», así se define al glaucoma, que es una enfermedad degenerativa que daña el nervio óptico causando una pérdida progresiva de la vista y, en la mayoría de los casos, sin dar síntomas que alerten de ello. De hecho, se estima que la mitad de la población afectada por el glaucoma lo desconoce.
En España, se calcula que afecta a más de un millón de personas de más de 40 años y se considera la segunda causa de ceguera. Por eso, cada vez es más importante la concienciación acerca de su prevención y detección precoz para evitar su peor consecuencia: la pérdida total de la vista.
Descubre qué clases de glaucoma existen, sus factores de riesgo y cómo se detecta de forma precoz.
Tipos de glaucoma
La doctora Lucía Perucho González, especialista en Glaucoma del Hospital La Luz , nos explica que «existen diferentes tipos de glaucoma, pero los más prevalentes se enmarcan en dos grandes grupos», que son:
- Glaucoma primario crónico de ángulo abierto. Es el más común a nivel nacional y se desarrolla de forma silenciosa. Así, este glaucoma sin síntomas se detecta a través de los controles oftalmológicos que se deben realizar periódicamente.
- Glaucoma agudo de ángulo cerrado. Los síntomas de este glaucoma agudo son dolor intenso en los ojos, visión de halos o luces, ojo rojo y náuseas. Su detección suele realizarse en Urgencias, debido a que los afectados se trasladan allí después de sufrir un ataque repentino. Nuestra doctora añade que «el ataque agudo de glaucoma puede evitarse en sujetos predispuestos mediante un sencillo tratamiento láser aplicado en consulta».
Otros tipos de glaucoma menos frecuentes
- Glaucoma normotensivo, que surge a pesar de que la tensión intraocular se sitúa en una medida normal.
- Glaucoma secundario a operaciones anteriores.
- Glaucoma secundario a traumatismos oculares.
- Glaucoma congénito o infantil. Es poco común y surge por causas genéticas. Su tratamiento suele ser la cirugía.
- Glaucoma inflamatorio.
Factores de riesgo del glaucoma
La probabilidad de desarrollar esta enfermedad aumenta cuando se dan determinadas circunstancias, como:
- Presión intraocular alta.
- Antecedentes en la familia.
- Edad avanzada. Existe un mayor riesgo de desarrollar el glaucoma con el paso de los años.
- Miopía. Las personas con este problema de la vista están más expuestas a esta enfermedad.
- Traumatismos oculares.
- Cirugía refractiva corneal. La córnea puede encontrarse menos gruesa a causa de esta operación, lo que puede hacer que las medidas de tensión ocular no sean del todo fiables. Por eso, en estos casos, se recomienda la valoración de los especialistas en glaucoma.
- Ciertos fármacos de toma permanente pueden aumentar la tensión del ojo, como los corticoides.
Cómo se diagnostica el glaucoma
Esta patología habitualmente se detecta en el curso de una revisión periódica de Oftalmología, y no porque el paciente haya notado algún síntoma que lo indique. Al respecto, nuestra especialista en glaucoma puntualiza que este control debe incluir una medida de la presión intraocular, así como una evaluación del nervio óptico.
Este control del glaucoma está indicado a partir de los 50 años cuando no existen antecedentes de este tipo de ceguera. Y se debe anticipar a los 40 años, o incluso edades más tempranas, en los casos que sí haya antecedentes de glaucoma, que tengan miopía alta, que hayan sido intervenidos mediante cirugía refractiva corneal o que tomen corticoides u otros tratamientos de manera permanente.
Una vez detectado, existen varios tratamientos para el glaucoma, como fármacos, aplicación láser y cirugías mínimamente invasivas y tradicionales. Todo ello depende de cada caso y de cada persona. Por eso, es muy importante acudir a las revisiones oftalmológicas periódicas para poder detectar el glaucoma cuanto antes y poder iniciar la terapia más adecuada.